miércoles, 2 de mayo de 2012

CORRECTOR HUMANO VS. CORRECTOR AUTOMÁTICO

          Aunque a muchos nos pese, Word sigue siendo el procesador de textos más distribuido y, por lo tanto, más utilizado. Eso tampoco significa que sea el mejor, ni que sepamos manejarlo bien. Word, si se sabe usar, sirve para mucho y puede ayudarnos a ahorrar tiempo y costes. 

          
          Una de las funciones más útiles que he descubierto trabajando en este ámbito es el corrector. Como es obvio, nada sustituye a un corrector de carne y hueso, ya que ni el corrector ortográfico y gramatical de Word, ni la autocorrección saben realmente lo que tienen delante: no dejan de ser herramientas programadas con un fin similar al nuestro, de las que podemos sacar ventajas pero, al fin y al cabo, no hay que olvidar que un ordenador no es capaz de entender ni distinguir contextos.  

          Puede que no se tarde mucho en alcanzar un ordenador con un corrector que relacione campos semánticos y usos, al estilo del diccionario Redes, o que consiga incluso relacionar un texto y una imagen. Sin embargo, la inversión en esa tecnología es tan elevada que, raramente se aplicará para mejorar la supervisión y control de calidad de los textos, y habrá que seguir recurriendo, por tanto, a los correctores humanos.

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